NL: De la Tifoidea de 1802 al Coronavirus 2020…

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Píldoras de historia y algo más..

Por Augusto

En pleno siglo XXI, la pandemia del Coronavirus-Covid-19 Sigue haciendo estragos a su paso por Asia, aunque esta, ya da signos de importante recuperación. Gracias a la agilidad pública y de los mecanismos de prevención en materia de salud social sobre todo en China.
Ahora el incrédulo virus hace estragos en Europa. Siendo Italia y España las más agraviadas.
Por lo que América del Norte y sus ciudadanos en particular México, rezan a DIOS todo poderoso a fin de que sea benigna para no caer en desgracia.
En lo que respecta a Nuevo León, ya en los siglos XIX, Y XX. Se habían dado grande batallas sanitarias para salir avante de mortales epidemias, por lo que era de vital importancia que gobierno y sociedad estuvieran unidos para emprender acciones para resolverlas.
El 22 de junio de 1825, el Gobernador José María Paras, firmo un decreto en el que se establecía que de los sobrantes que hubiera de las rentas del estado se fundara “una casa de corrección, educación y beneficencia”.
La iniciativa fijaba una ayuda de tres pesos para las viudas y huérfanas españolas.
El mismo decreto anunciaba la necesidad de establecer una junta de beneficencia para el auxilio de los menesterosos.
Dos décadas antes de que se iniciara el siglo XX, en varios municipios de Nuevo León, se registraba una intensa actividad de uniones y asociaciones con diversos fines, destacando en sus propósitos la ayuda mutua.
Los documentos históricos informan que existía un ambiente de pobreza e inseguridad social: desempleo, carencia de servicios médicos, insuficiencia de recursos para cubrir los servicios funerarios y, por lo tanto inasistencia a los deudos.
En Monterrey, eran recurrentes las epidemias que asolaban a la población, Don Santiago Roel afirma, que entre 1802 y 1903 los habitantes de la región sufrieron al menos 13 ataques epidémicos: los brotes de malaria y paludismo  llegaron en 1802, 1815, 1825, 1836, 1844, 1853, 1866, el cólera llego en los años 1833, 1849 y 1866, y la fiebre amarilla pego fuerte en los años 1802, 1898 y 1903.
Por otra parte, el  Doctor José Eleuterio González, hizo un estudio sobre las epidemias  que habían asolado a la población de Monterrey y lugares cercanos, por lo que derivado de su investigación: la tifoidea en 1802 fue la primera “fiebre grave”. (Se transmite por la ingesta de alimentos y agua contaminada, incluyendo lácteos. La ingestión de mariscos (almejas, ostras y mejillones) que fueron sacados de aguas contaminadas aumenta el riesgo de padecer la enfermedad.
Otra forma es el consumo de frutas y verduras contaminadas durante las cosechas con el sistema de riego y su manipulación.
La epidemia de fiebre biliosa y pútrida fue causada por los cadáveres que se enterraban en la catedral, tanto en el interior como en el atrio, debido a  que los muertos eran muchos y limitado el espacio, se daban casos en que para enterrar nuevos, había que sacar a los antiguos cuyos cadáveres no se habían consumido en su totalidad, lo que propagaba enfermedades contagiosas.
La segunda razón que generaba problemas epidémicos era que debido  a la ubicación del hospital, el aire esparcía los miasmas sobre la ciudad.
Una tercera causa se atribuía al contagio de personas de Tamaulipas que pasaban por Monterrey hacia la Feria de Saltillo.
Las soluciones que el Gobierno del Estado implemento fueron, en primer lugar, edificar un nuevo camposanto fuera de la ciudad y poner guardias en los caminos para impedir que los Tamaulipecos pasaran por Monterey.
De 1814 a 1815 se presentó otra epidemia de fiebres, consecuencia del encharcamiento de las aguas de las acequias y, en particular, las del arroyo de Santa Lucía.
La siguiente epidemia se produjo entre  los años de 1826 y 1827, causada por las personas que venían del Puerto de Tampico.
En 1833 se produjo la desastrosa epidemia del cólera morbus asiático, la peste negra, de la cual el Dr. González (Gonzalitos), fue testigo. El agente transmisor ingresa al organismo vía fecal-oral, por medio del agua o alimento contaminados, provocando pérdida de agua y sales y una intensa diarrea que provoca la deshidratación.
La enfermedad podía causar la muerte en cuestión de horas. Procedente del continente asiático, la enfermedad se exportó a Europa y de ahí a Estados Unidos de América, punto de partida para su llegada al país por Tampico.
Después de sus análisis concluyo que Monterrey, era un lugar propicio para incubar malaria y paludismo, que se convertirían en verdaderas epidemias producto de pantanos que se hacían por las aguas de los ríos y la multitud de acequias que regaban toda la ciudad. A la anterior epidemia le siguieron otras dos de calenturas y escarlatina; la primera fue benigna, en 1835, y la segunda, en 1836, dejo algunos muertos.
El año de 1837 se presentó una epidemia de fiebre tifoidea que fue contagiada por un grupo de 5 mil soldados comandados por el General Nicolás Bravo que llegaron a monterrey a reforzar al ejército del Norte durante la campaña de Texas. Dicha enfermedad contagio a los enfermos del hospital y luego se difundió por la ciudad; desapareció a los cuatro meses. Tres años después el Dr. Gonzalitos, narra que se presentó una epidemia de disentería muy maligna y contagiosa “que mato a muchas personas”.
Pero es en 1844 que tuvo lugar la epidemia más grave que el autor haya visto, Monterrey contaba con 15,000 habitantes y hubo más de mil muertos. En 1849 tuvo lugar una segunda epidemia de cólera morbus asiático: sus efectos dañinos fueron menores que los de la primera, pero según el Doctor González, duro más. En 1864, junto con el arribo del Presidente Benito Juárez a Monterrey, llegaron soldados con fiebre tifoidea que se disemino por el hospital en el que se atendieron, luego se extendió por los barrios cercanos y finalmente por toda la ciudad y pueblos vecinos.
En 1866 por tercera vez se presentó esta terrible enfermedad.
Para enfrentar estas enfermedades el municipio de Monterrey había formado la Junta de Sanidad, llamada de Higiene y Caridad, la cual realizó importantes iniciativas a favor de la Salud Publica, como la canalización de las aguas de los ríos y la construcción de un nuevo camposanto.
La junta se disolvió con la oposición del Dr. González, luego, por iniciativa del Congreso del Estado, el Gobierno creo el Consejo de Salubridad en 1851, el cual se dedicó a la construcción del primer Hospital Civil, financiado con recursos donados por el público y por el propio Doctor. José Eleuterio González (Gonzalitos).

Bibliografía.

NUEVO LEON EN EL SIGLO XX, LA TRANSICION AL MUNDO MODERNO, DEL REYISMO A LA RECONSTRUCCION (1885-1939), TOMO I HISTORIA.CESAR MORADO COORDINADOR, COORDINACION GENERAL ISABEL ORTEGA RIDAURA.,LA SOLIDARIDAD SOCIAL COMUNITARIA EN NUEVO LEON DURANTE EL PORFIRIATO. JAVIER ROJAS SANDOVAL.

SANTIAGO ROEL, NUEVO LEON, APUNTES HISTORICOS, EDICIONES CASTILLO, MONTERREY, 1977.

JOSE ELEUTERIO GONZALEZ, LOS MEDICOS Y LAS ENFERMEDADES DE MONTERREY 1881 WHELLCOME HISTORICAL MEDICAL LIBRARY, LONDRES, 1968,

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