Tamaulipas elige diputados locales este domingo
Por Francisco Cuéllar Cardona
Este domingo, Tamaulipas sale a votar para elegir 36 diputados (22 de mayoría y 14 de representación proporcional). Es un voto para renovar el Congreso del Estado, en condiciones históricas y con expectativas diversas.
A simple vista, y para muchos, esta es una elección intrascendente y de “relleno”, porque
aquí no están en juego alcaldías, diputaciones federales, ni senadorías y tampoco la gubernatura; sin embargo, en la realidad, es un proceso electoral donde está en juego el poder legislativo que define el futuro de los presupuestos y las reformas políticas que están en la agenda estatal. Pero además: está en disputa un sistema de gobierno que echó del poder al priismo en el 2016, luego de mas de 80 años de vigencia.
Los vientos de cambio encarnados en el PAN, como partido, y como grupo político conocido como el “cabecismo”, en referencia al jefe político estatal: Francisco García Cabeza de Vaca, están a prueba y este domingo será su gran examen electoral. Si gana, es que la ciudadanía está de acuerdo en su estilo de gobierno, y si pierde, aun cuando le quedarían tres años para gobernar, estaría siendo rechazado y se calificaría como un gran fracaso estos tres años en el poder; para los analistas, sería el principio del fin de este gobierno.
En la realidad este domingo, el PAN como partido, y el gobernador Cabeza de Vaca se juegan vida política. Llegaron al poder hace tres años despertando grandes expectativas en la sociedad en la sociedad tamaulipeca, pero en la practica y en los hechos no se ha reflejado; existe un desgaste, propio del ejercicio del poder, y un desencanto porque lo que se ofreció no se ha cumplido del todo. A pesar de ello, el hecho de estar en el poder lo coloca en una posición de ventaja para ganar, porque tienen el recurso, las estructuras y la maquinaria del Estado para comprar la cantidad suficiente de votos para mantenerse en el poder.
Como en los viejos tiempos del PRI, si sale a votar la gente, lo van hacer en contra del PAN, por eso no les conviene que haya afluencia en las urnas, por eso es el PAN y su gobierno, el más interesado en que haya una votación baja; de es manera ellos ganan. Le apuestan a que salgan a votar solo sus estructuras. Pero también impulsan la división del votos; es decir: que Morena tenga buena votación, pero también el PRI; de esta manera se divide el sufragio, y en eso gana el PAN porque en materia de movilización y acarreo del votante, el partido del gobierno del Estado supera a los demás.
LA PERCEPCION Y LA REALIDAD
En la opinión pública y en las redes sociales, el PAN y el gobierno de Cabeza de Vaca, están desgastados, y eso genera una percepción general de una posible derrota electoral de los vientos de cambio. Además la fiebre o la ilusión óptica de que Morena está a la alza y es el sello del Andrés Manuel López Obrador, genera especulaciones sobre una presunta victoria en las urnas.
Las encuestas que se hicieron circular y que cada partido movió y maquilló para su conveniencia (como suele ocurrir) no reflejan en nada lo que la gente cree o piensa. Pero los opiniones en las redes y en la mesas de cafe, de cada diez comentarios, seis adversos al régimen panista y sus candidatos. Sin embargo, está demostrado que “las redes no votan” y tampoco ganan elecciones. Esto favorece al PAN porque siendo gobierno, con todos los recursos, incluso con los órganos electorales a modo, lo coloca en una posición de ganador.
La regla principal de la elecciones es que, la elección se gana, el día de la elección, y el gobierno y el PAN se han preparado para ello. Han comprado el voto a partir de despensas, programas sociales, reparto de dinero y hasta amenazas veladas y abiertas. Su condición de estar en el poder se lo permite. Cuando el PRI fue gobierno lo hizo, Morena lo hace desde los programas federales. La diferencia o la duda es si el árbitro o la autoridad electoral, lo va a tolerar y permitir.
En las apuestas y en los pronósticos que más se aproximan a la realidad es que el PAN gana, pero no como lo hizo en el 2016, ni en el 2018. Morena, se convertiría, aseguran, en el partido estorbo, o como la fuerza electoral emergente. Y el PRI es una incógnita: está ante la oportunidad de resurgir, o su hundimiento total del cual no se ve que salga, al menos en esta elección.
REYNOSA Y VICTORIA: EL VOTO INCOMODO
Aunque el resultado electoral que determinará el control del Congreso del Estado dependerá de lo que ocurra en Nuevo Laredo, Matamoros y la zona conurbada (Tampico, Madero y Altamira), el mensaje que manden los electores de Reynosa y Victoria, marcarán el rumbo politico para los próximos tres años.
Primero, Reynosa, por ser la tierra del gobernador está obligado a ser ganado por los candidatos del PAN. Este municipio fronterizo, el de mayor crecimiento económico a pesar de la inseguridad y violencia, es el que más de recursos federales, estatales y municipales se le ha inyectado en los últimos tres años: se habla de más de 4 mil millones de pesos en obra pública, apoyos a los más necesitados y los programas sociales aquí se han sentido más que en ningún otro municipio: es el centro del poder político estatal, y el asiento de la clase política que gobierna: es obvio que esto ocurra, por eso la lógica apunta a que el PAN gane. Sin embargo, hay factores y actores que opinan lo contrario.
El “Factor Maki” será determinante para que gane o pierda el PAN. En el ánimo de los reynosenses, la alcaldesa es quien realmente trae todo el poder y control electoral en el municipio. Con su carisma y en su oficio descansa el resultado de este domingo. De lo malo que sucede a Reynosa, responsabilizan a los actores alineados al gobernador: Jesús María Moreno, Chuma, Gerardo Peña, Ismael Cabeza de Vaca y otros ilustres del primer círculo que juntos no han podido romper la hegemonía de Maki Ortiz, que de peso ha sido linchada y violentada políticamente injustamente por los actores de su mismo partido.
Ganando o perdiendo el PAN en Reynosa, la que gana es Maki porque si figura crece y se fortalece de cara al 2022; no así al grupo afin del gobernador, que dejaría en el camino o desecharía a dos cartas en la ruta de la sucesión gubernamental: Gerardo Peña e Ismael Cabeza de Vaca. Otro factor, aunque de menos trascendencia, pero con peso al fin, es el coordinador de los programas federales: José Ramón Gómez Leal “JR” que apuesta al descarrilamiento panista en Reynosa.
La derrota en las urnas de Ismael Cabeza de Vaca, Neto Robinson y el panismo del primer círculo en la elección del 2018, es un fantasma que pesa y disminuye las expectativas del PAN en Reynosa. Además, otra derrota en Reynosa, sería un mensaje de rechazo directo al gobernador de que las cosas no están bien en su casa; de ahí que no le queda otra más que salvar y dar pelear y ganar a costa de lo que sea.
Reynosa, es un enigma.
Por lo que hace a Victoria, la capital del Estado, lo que ocurra este domingo, va a ser, guardando las proporciones con Reynosa, un mensaje para los dos inquilinos del Palacio de Gobierno del Estado, y del Palacio Municipal.
El olvido, el estrangulamiento económico, la violencia sin control, el delicado asunto del agua, los despidos y el desprecio que ha padecido la ciudad por parte del Estado, es un motivo de peso para que el elector capitalino vote en contra. Además, la presencia de Xicoténcatl González en la presidencia municipal, reforzaría una eventual derrota electoral.
Victoria por sus condiciones, es la ciudad del Estado donde el PAN y el antigobierno se manifiesta mayoritariamente, pero el negativo más grande que traen los candidatos del PAN, es el alcalde.
Xico, es lo más nefasto que le ha pasado políticamente a la capital y eso lo saben Arturo Soto y Pilar Gómez, quienes le prohibieron al edil aparecerse en campaña. Los reproches más grandes que recibieron Soto y Pilar, fueron los errores y los pecados de Xico, que ha dejado su gobierno en mano de su hija Tania y que tiene molestos no son a los victorenses y trabajadores del municipio, sino al mismo gobernador y a su gabinete. Tania es la “Alcaldesa de Facto”. Ella es la verdadera administradora del gobierno victorense por eso no hay rumbo, ni obras en la capital.
Xico es un lastre para el PAN y sus candidatos, y si ocurriera un descalabro, aparte del olvido que vive la ciudad, el responsable de eso sería el alcalde bailarin de zumba. En los cuartos de guerra de Arturo Soto y Pilar, que hicieron campaña para ganar, saben que si hay voto de castigo, este sería derivado del mal gobierno municipal.
EL ARBITRO ELECTORAL Y EL FRAUDE COMO DELITO GRAVE
En las elecciones del 2018, en Tamaulipas se cometieron todo tipo de delitos electorales y no fueron castigados. Pero esta vez, a decir de los representantes de Morena, PRI, y los demás partidos, será diferente porque el fraude electoral es un delito grave, además que la autoridad electoral ha sido advertida desde la Fiscalía Electoral y el INE para que hagan valer la ley y no se permitan actos ilícitos este domingo.
El gobierno federal, dicho por el presidente López Obrador, no intervino en los procesos internos de Morena, pero tampoco les dio recursos ni dinero para financiar sus campañas. Sin embargo, sí mandó un mensaje claro de que las autoridades electorales (IETAM) y las policías federales, incluyendo el ejército, estuvieran vigilantes del proceso para evitar conductas ilícitas.
Morena y sus candidatos han apostado esta vez a dos aspectos para ganar la elección de este domingo:
1.-Que el imán electoral que trae AMLO, los siga beneficiado en las urnas, porque dicho sea de paso, sus campañas fueron austeras y poco convincentes.
2.-Y judicializar la elección; es decir, llevar a los tribunales todos los actos ilícitos que se registren en el proceso. A diferencia del 2018, ahora sí creen en que las instancias legales serán objetivas e imparciales. No en vano, ha dicho el IETAM y el INE que ésta, a pesar de ser una elección pequeña, estará vigilada y cuidada como nunca.
En conclusión, los tamaulipecos están a unas horas de ratificar su confianza en el gobierno de los vientos del cambio, o bien reprobarlo y botarlo. También tienen las herramientas legales y de independencia para votar en libertad. Está en juego al futuro político de Tamaulipas.